23 julio 2009

El estéreo perdido

Esta es un historia que escuché hace tiempo. Resulta que eran dos amigos muy amigos que se llevaban pesado y se hacían bromas fuertes siempre que podían. Un día, uno de los amigos fue a un motel y para su sorpresa en el lugar de junto estaba el coche de su amigo, sin seguro o con las ventanas abajo. Entonces se le ocurrió la idea de sacarle el estéreo y al día siguiente en la oficina bromear sobre la curiosa coincidencia y regresárselo. El amigo "afectado" sin estéreo llegó triste y cabizbajo, el otro le pregunta: "¿qué te pasa?", y le contesta "lo que pasa es que ayer me robaron el estéreo del carro", y el otro fingiendo inocencia pregunta "¿en serio? qué mala onda", a lo que responde: "sí, ayer le presté el carro a mi esposa y quién sabe dónde lo dejó estacionado". El estéreo nunca regresó a su dueño.

20 julio 2009

Google sugiere

Inspirado en un post de FAILBlog.org, aquí comparto una de las preocupaciones americanas o cosas más buscadas, según Google (USA).



16 julio 2009

All right

Me mantengo ocupado, por así decirlo, entre las clases de box, los libros, los partidos de fut, las salidas o cosas planeadas de último momento, las caminatas en fundidora, los toquines de rockband, las llamadas telefónicas de Veracruz, los chateos, los reencuentros virtuales, el facebook, los antojos de micheladas y nieves de nutrisa, música aleatoria en el Songbird, los noticias de Aviacsa, el cine, en fin, muchas cosas que suceden, todo está bien.

09 julio 2009

El señor del tsuru blanco

No, no hablaré de AMLO. Más bien hablaré del señor que nos provee de la comida diaria. No, tampoco hablaré de Dios. Más bien del señor al que casi todos los días le pedimos comida en el trabajo porque la que venden en el comedor "no nos convence", por decir lo menos. Alguien consiguió su teléfono y generalmente le hacemos pedidos varias personas. Como relojito siempre llega a la 1:20 pm en su tsuru blanco y nos entrega las cajitas blancas con la comida. Las porciones son medianas y tienen buen sazón (mucho mejor que el del comedor) e invariablemente siempre nos incluye, además de la comida, un sobrecito de sal de medio gramo, un palillo de dientes redondo de madera, un sobrecito con cinco pastillas de chicle y una servilleta. Pase lo que pase nunca ni por error nos da una cosa de más o una de menos. Lo más curioso y a veces más preciado son los chicles ya que es lo más cercano al postre. Recuerdo que hubo una temporada en la que no me los comía sino que los guardaba y debaja en la casa. Así hice durante meses y llegué a tener una gran colección de chicles que bien pude haber vendido para comprar más comidas con el señor del tsuru blanco. Pero bueno, siempre nos llamó la atención que no importa el billete con el que le pagues él siempre tendrá cambio. En una bolsa de su pantalón guarda monedas de todas denominaciones y en la otra billetes, tantos que hasta parece despachador de gasolinera. Nos humilla con los fajos de dinero que tiene producto de simples comidas. Otra cosa interesante es que simpre se acuerda de todos los nombres, sabe qué pidió cada quien, incluso a veces él toma la llamada cuando levantamos el pedido y reconoce las voces casi inmediatamente. Decimos que debe tener un sistema de reconocimiento de voz integrado en su mente o algo así. Jamás se le va un peso de más o de menos, es muy atento, a pesar de estar cobrándole a varias personas al mismo tiempo. Siempre puntual. La semana pasada sucedió algo insólito. Llegó la 1:20 pm y no llegaba, llegamos a pensar que lo habían chocado o algo así ya que Monterrey se pinta solo para eso, pero no, el señor llegó como diez minutos después y para nuestra sorpresa no llegó en el tsuru blanco, sin o en un sentra gris! nos acercamos para recoger la comida y le preguntamos qué había pasado, un poco preocupado nos dijo que había sucedido una tragedia, que le habían robado el tsuru blanco! y enfrente de su casa! así que había tenido que tomar prestado el de su hija. Bueno, parece que ese tsurito pasó a formar parte de las estadísticas de coches (tsurus y blancos) robados en nuestro querido país. Total que platicamos muy poco, nos dijo que ya lo había reportado y que a ver cuánto le daba el seguro por su carro del 2001. Uno o dos días depués le comentamos que ya no nos había dado el menú de la semana (que por cierto antes nos daba fotocopias del original hecho en computadora y ahora ya son a mano), como siempre había hecho, y dijo que lo haría de nuevo y preguntó si se nos ofrecía algo más, a lo que le dijimos que a ver si nos daba más servilletas que porque siempre batallábamos con eso. Total que el día de hoy sucedió lo que nunca en años: tres servilletas! ah, y tres sobrecitos de sal (los cuales yo personalmente nunca uso). Fui feliz por unos momentos y cuando terminé de comer me di cuenta que sólo había ocupado dos. Creo que me quedé acostumbrado a "optimizar" los recursos y ahora que hay "exceso" no supe qué hacer.

06 julio 2009

Enemigos Públicos (junto a mí en el cine)

Entro al cine y busco un lugar del lado derecho donde hay una sección lateral de filas de tres asientos. Me siento junto al pasillo en una fila vacía. Enemigos Públicos era la película. Todo iba bien hasta que llega tarde una pareja y para mi mala suerte se sientan a mi izquierda. Desde que iban subiendo las escaleras ya venían hablando. Pensé "ahorita se callan", pero no. Siguieron hablando y hablando. Parecía que se habían metido al azar a ver cualquier película. Hacían cada comentario estúpido como "¿ira, viste la pared cómo estaban los agujeros de las balas?" o "'tá bien curado/culiado/chisqueado el vato". Tampoco faltó la fulana que a media sala y en medio de una escena donde el "bueno" busca al "malo" en el bosque, grita "¡ahí está!", como si la fueran a escuchar. Luego más atrás suena un ringtone así como de música agropecuaria y la tipa contesta a todo volumen y se pone a "comadriar". Al mismo tiempo los de junto siguen platicando de otras cosas menos de la película, luego comentan de la película de nuevo así como si fueran los directores o como si uno no se diera cuenta de lo que obviamente está sucediendo en la pantalla. Parecían niños, así que volteé y por lo que pude ver ya estaban grandecitos, él llevaba gorra en el cine, quizá para cubrirse del "reti-harto" Sol dentro de la sala. Ambos literalmente desparramados en sus asientos. Pensé más de una vez en cambiarme de lugar pero no habían lugares libres a la vista. Y ahí estaba tratando de concentrarme en la película y en eso suena mi celular que tenía en modo vibrador, pues ya qué, contesté silenciosamente y sólo dije que estaba en el cine y que luego llamaba. Luego de un rato la pareja de junto se salió como media hora antes de que terminara la película. Se han de haber aburrido o quizá iban a entrar a otra película, no sé, pero fue un gran alivio para mí. La película es buena, siento que a veces lenta o larga y hasta podría decir con dos que tres errores de edición o continuidad, pero lo mejor para mí fue la música y el toque de ver en un cameo a Diana Krall cantando Bye Bye Blackbird.

02 julio 2009

Ya no te quejes tanto

Aquí les comparto parte del capítulo Complaining, Moaning, Whining del libro de Hal Urban titulado Positive Words, Poweful Results: Simple Ways To Honor, Affirm, And Celebrate Life.

La mayoría de la gente no tiene idea de qué tan seguido se queja. La razón es que vivimos en una cultura de quejas. Sucede todo el tiempo a nuestro alrededor. ¿Por qué? Mi teoría es que entre más tenemos y más fácil es la vida, más damos por sentadas las cosas. Entonces comenzamos a lloriquear tan pronto las cosas comienzan a ser poco menos que perfectas.

Para ponerte en contacto con tus quejas, déjame darte una pequeña tarea que le dejé por primera vez a mis estudiantes de preparatoria y universidad en 1972 y que ahora doy tanto a niños como adultos en mis conferencias. En una estimación conservadora, la he dado a más de ocho mil personas. Se llama el Bruce Diaso Memorial Challenge. Este es: Comenzando a partir de ahora, no quejarse en las próximas veinticuatro horas... de nada. ¿Qué hicieron mis alumnos cuando les dejé esta tarea? Se quejaron de que era demasiado difícil.

¿Cuántas personas han podido hacerla? Un total de cinco. Tomó veintitres años encontrar al primero. Mientras escribo esto, aún estoy en búsqueda de más. Cientos de personas han rechazado includo intentarlo. ¿Por qué? "Porque es imposible ir un día completo sin quejarse", dicen muchos.

La pregunta más importante es, ¿aprendió algo de valor la gente que lo intentó? Un rotundo sí! Aquí está lo que me han estado diciendo por más de treinta años:

  • Me quejé dentro de los primeros diez minutos.
  • No puedo creer lo difícil que es no quejarse.
  • No tenía idea de lo mucho que me quejaba.
  • De lo que me quejo es tonto. No debería ni si quiera quejarme de tantas pequeñas cosas triviales.
  • Tengo que dejar de quejarme tanto.

Lo pueden encontrar en audiolibro en los torrents.

01 julio 2009

Años sin futbol

No recuerdo cuándo fue la última vez que jugué futbol. Y no me refiero a una cascarita, sino a un partido completo de futbol con árbitro y equipos completos, o al menos futbol 7 en un equipo del trabajo como en este caso. ¿Años de no jugar quizás? Creo que nunca había jugado y en parte porque, para ser honestos, no me llamaba mucho la atención ni para verlo en la tele salvo en partidos importantes, es más, en Veracruz vivía a una cuadra del estadio Luis "Pirata" Fuente y sólo fui a un partido de los Tiburones Rojos. Pero una cosa es verlo y otra jugarlo. Años de no jugarlo, y cuando digo años no exagero, de verdad que no recuerdo cuándo fue la última vez que jugué fut, la verdad creo que nunca, mis recuerdos se remontan al recreo de la primaria o cuando jugaba "de chocolate" en la calle con mi hermano y sus amigos. Ayer perdimos por un gol, quiero pensar que no por mi culpa ni por maletas ni nada de eso, sino porque no teníamos a nadie en la banca como el otro equipo que literalmente tenía todo un equipo en la banca. Creo que ya me está gustando un poco el futbol. Uno que otro golpe y una caída en el pasto artificial, nada mal para empezar. Es cosa de seguir jugando.