El Domingo pasado les mandé un mensaje al celular de cada una de ella que más o menos decía así: Hermanitas preciosas! les mando un besito, saludos. Al minuto me contesta Jessica: Gracias, igualmente Aldo... estás bien? y al siguiente minuto me contesta Doris: Hola Aldo!, también te mando uno =*, estás bien?. Les contesté que estaba bien, que sólo quería saludarlas, hay algo malo en eso? la verdad es que extraño mucho a toda mi familia. A veces cierro los ojos y pienso que estoy en Veracruz, casi huelo el mar y siento el ambiente relajado. Casi diario hablo a mi casa y hablo casi siempre con mi mamá y con ellas, a mi hermano Luis y a mi papá no los encuentro tan seguido.
Lo que me choca es que cuando les llamo desde mi lugar no puedo hablar como me gustaría, o sea, no puedo explayarme a mis anchas porque no me gusta que se enteren de lo que hablo pues hay cubículos cerca y podrían oir todo. Ya les he explicado que no siempre puedo hablar muy fuerte o decir todo porque estoy en el trabajo y ya agarraron la onda. A veces me tengo que limitar a decir "sí" o "no" y cuando eso pasa prefiero llamarles después o desde unos de los teléfonos comunitarios del comedor.
Desde hace tiempo les dije del blog y entraban de vez en cuando, yo les decía que entraran para que más o menos vieran qué estaba haciendo, en lugar de enviarles un mail actualizándolas. A Doris le agradó la idea de tener un blog y ya le saqué uno. Jessica está un poco más peleada con este rollo. Recuerdo que antes de que ella descubriera los múltiples y enviciantes beneficios de la computadora e Internet, yo era el amo y señor de la compu de la casa. Yo siempre le decía "ándale, no la quieres usar?" y ella me decía "para qué? es que casi no le sé y la verdad me da flojera". Mejor para mí. Poco a poco se acercaba más hasta que le dije que si le sacaba una cuenta de correo y aceptó de buena gana. Al poco tiempo, ya la tenía a mi lado para que la dejara checar su correo. Claro que nadie le enviaba nada, pero ella se podía pasar horas enviando correos a sus amigas y amigos, tanto correos personales como forwardeando cadenitas. Después descrubrió el icq y el messenger y mis tiempos de dominio comenzaron a terminar.
Doris por el contrario, en cuestiones tecnológicas siempre está un paso adelante de Jessica a pesar de tener 15 años y Jessica 24. Ella no necesitó demasiado apoyo para que pudiera usar la computadora. Y es que sus amiguitas, y las nuevas generaciones en sí, ven muy natural todo este rollo. Ya me imagino lo que le tocará a mis sobrinos Hannia y Luisín lo que les va a tocar ver y usar.
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