Ayer saliendo del trabajo me fui a trotar un rato a un parque que está cerca de la casa. Después de como la segunda vuelta llegaron a jugar unos niños con un perrito. El perro era pequeño y un poco feo. El dichoso perrito como que se sentía muy salsa pues se la pasaba ladrando y cuando iba pasando más o menos por donde él estaba, comenzó a correr hacia mí a la vez que me ladraba "amenazadoramente".
Al principio no supe bien qué hacer pues daba la apariencia que era bravo y se le veía la intención de alcanzarme a mordidas, pero instantes después me di cuenta que, como bien dice el dicho, perro que ladra no muerde. Yo seguí con mi ritmo a la vez que lo volteaba a ver para ver qué tan cerca lo tenía y si se acercaba mucho acelerar el paso. Pero no me hizo nada, sólo me ladró, me correteó pocos segundos y ahí se quedó. Esa vez me molesté un poco y pensé que ese perro debería estar amarrado o guardado en su casa.
En la siguiente vuelta que pasé por donde él estaba, la escena se repitió, pero esta vez corrió más rápido y pues yo también. La verdad me dio risa cómo él intentaba alcanzarme, yo me divertía viéndolo seguirme mientras lo dejaba después de un corto tramo.
Para la siguiente vuelta me lo tomé con más calma y traté de disfrutar el ejercicio, pues ya ambos nos habíamos "medido" y sabía que por más que corriera no me iba a alcanzar. Así que cuando pasé por él, éste hizo lo mismo, comenzó a correr hacia mí, a la vez que sus agudos ladridos de perrito faldero pretendían espantarme, pero en lugar de eso me detuve en seco e hice como que agarraba algo del suelo para aventárselo. Él, como buen perrito sacalepunta, se espantó y salió corriendo en cuanto se sintió amenazado por mí.
Para las siguientes vueltas en el parque, el méndigo perrito ya como que se había cansado de tanta corretiza y sólo me veía pasar. Echado bajo el árbol donde estaban los niños con los que había llegado, me seguía con su mirada un breve tramo de mi trayecto. Después de una o dos vueltas más, ya descansado él, se volvía a repetir el cuadro. A mí sólo me daba risa verlo correr hacia mí, luego detrás de mí y sus pequeños "bravos" ladridos. Yo incluso bajaba la velocidad y justo cuando lo tenía detrás de mí le aceleraba y lo dejaba rápidamente. Me da la impresión que eso lo molestaba en cierta manera, o tal vez él "pensaba" que había logrado su objetivo al haberme "ahuyentado" o haberme metido una "corretiza". No sé qué pasaba por su cabecita. Yo me divertí y además creo que con esas breves aceleradas hice menos tiempo en cada vuelta.
Espero que mañana vuelva a ir ese perro que hasta ya me está llegando a caer bien.
2 comentarios:
jajajajajja..... casi pude sentir la mirada del perro...
por cierto, qué meido con la foto del papa... :p
Saludos =)
jajaja, coincido con Marispy, el papa nuevo parece extraido de la Guerra de las Galaxias, el mentor de Darth Vader... aguas con los perritos, yo que tu me llevaba gas pimienta para mañana, por si las flies.
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