Recuerdos secundarianos

En primero y segundo de secundaria yo estuve seleccionado para representar a mi escuela en unos concursos de conocimientos, primero a nivel regional y después a nivel estatal. Primero hacían un concurso interno de la escuela donde se escogía a un alumno(a) por cada año. Después a esos "afortunados" seleccionados los ponían a prepararse y a estudiar para sus siguientes concursos. Por dos años (primero y segundo), yo fui uno de esos.

A veces nos metían a un cuartito que estaba junto a la cafetería y casi frente al taller de dibujo técnico y el taller de mecanografía a resolver tareas especiales, o sea, nos dejaban más tarea de la que normalmente nos dejaban. Nos hacían avanzar más rápido el plan de estudios para estar al corriente cuando fuera el concurso, en fin, nos aislaban. Esas dos ocasiones estuve con mi prima Lileana, que siempre he admirado por su inteligencia, entre otas cosas. Me acuerdo mucho que nos ponían a resolver el libro entero de inglés y cosas por el estilo, pero no lo veía como algo malo, sino lo veía como algo para no entrar a clases (neeerrrddd!!!). Incluso en unas vacaciones que fui a Veracruz (en ese entonces vivía en Tabasco), me reuní un día con mi maestro de química (el maestro Leobardo :S) para avanzar en el tema de química orgánica, pues él estaba también de vacaciones allá.

Pero también habían alumnos que concursarían en otras categorías y eran parte de ese grupo de "privilegiados" que no entraban a sus clases por estar "preparándose" en su área particular. Recuerdo que estuvo con nosotros una niña más "grande" (un año?) que yo, que se estaba perparando para oratoria. Creo que iba a declamar el poema "Mamá, soy Paquito", del poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón.

Ella era de Puebla. Me llamaba la atención pero yo era demasiado tímido como para hacer la más mínima insinuación, a duras penas cruzábamos palabras. Recuerdo que fue la primera vez que pensé seriamente en los viajes por el tiempo, pues pensé "si en el futuro puedo regresar al pasado, me gustaría regresar a este momento y darle un fuerte abrazo (aunque seguramente se sacaría mucho de onda y probablemente me golpearía, pero no me importaría)". Qué menso. El tiempo pasa y no vuelve, así que en ocasiones vale la pena tomar riesgos y aventarse. Si nos ponemos filosóficos-existencialistas-exagerados nos daremos cuenta que somos como polvo cósmico, jaja, ¿qué tanto pueden afectar nuestras acciones en la inmensidad del universo? jajaja, anyway, no es para tanto.

Más o menos me acuerdo de las últimas indicaciones o recomendaciones que le dio el maestro Leobardo a mi mamá para que me fuera bien en el concurso que sería el día siguiente. Le decía que el día anterior me durmiera temprano, que no estudiara nada ese día, que estuviera tranquilo, que no jugara maquinitas o nintendo, que no me estresara, que no cenara y desayunara cosas muy pesadas. Cosas por el estilo.

Yo, niño obediente y bien portado hice caso en todo. Eso sí, menos en la parte del juego. Me valió y la tarde anterior estuve jugando maquinitas en el mercado de por mi casa (el único del pueblo). Me estresé un poco jugando pero me divertí. Por cierto, sólo jugué Street Fighter II. Al parecer no me afectó mucho.