Desde niño he sido algo chillón. Recuerdo que cuando mi hermano Luis me veía que estaba a punto de llorar en la primaria por cualquier tontería, me decía que mirara al cielo y que parpadeara mucho para que las lágrimas no salieran, y yo le hacía caso.
Se me ponen los ojos llorosos como los de Remi con facilidad. A veces se me llenan los ojos de lágrimas en las partes tristes de alguna película y cuando eso sucede procuro no parpadear para que no escurran las lágrimas, pero es inevitable y discretamente me seco las mejillas. A veces se me llenan los ojos de lágrimas al escuchar una canción triste, con sólo tocar en la guitarra o el teclado un acorde menor o simplemente un tono. A veces se me llenan los ojos de lágrimas con cosas que leo.
Estos últimos días, como en muchas otras ocasiones, he estado muy sensible. Pronto pasará.
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