Han pasado muchas cosas buenas pero la verdad me da un poco de flojera ordenar mis ideas y plasmarlas ahora. Hoy llegó la revista mensual de la empresa donde publica su artículo una mujer muy ocupada, Laura Reinking. En una charla telefónica me había dicho que hablaría de un artículo que leyó de la muerte de los blogs. Yo puse en duda eso y e inlcluso le envié por mail algunas referencias de que los blogs lejos de morir estan vivos y llegaron para quedarse. Me dijo que este artículo me lo dedicaba y me tomé el atrevimiento de ponerlo aquí.
27 de noviembre.– Querido diario, Kamato Hongo realizó el mes pasado por última vez "la danza de la mano" que tanto le gustaba, antes de morir delante de los ojos de su familia cercana. Yo nunca la conocí, pero le tenía mucho cariño porque entonces ella era la persona más vieja del mundo, con 116 años de edad.
Kamato nació en 1887, y dudo que jamás escuchara que para el año 2010 todos los procesos tenderían a ser digitales, virtuales y móviles. Su mundo era más analógico que digital. Sin embargo, es probable que sus cuatro hijos y tres hijas, y seguramente sus 140 nietos, bisnietos y tataranietos entren de lleno a esa clara tendencia tecnológica, y gocen de la convergencia de servicios y a la digitalización de todo.
Triste por el fallecimiento de la viejita japonesa, un recordatorio más de que por más empeño y pasión que metamos a nuestra vida ésta tiende a terminar, me enteré por los periódicos que la internet no escapa a este ciclo de vida y muerte. De hecho, la red de redes se encuentra llena de sitios web muertos y bytes fosilizados, al ser abandonados por sus dueños.
Un claro ejemplo de esto son los blogs, o diarios que la gente mantiene en línea para dejar en el ciberespacio las huellas de sus días, sus actividades, sus gustos/disgustos, en lo que se ha convertido la “blogósfera”, o una especie de universo digital donde más de cuatro millones de ciber-diarios cuentan las historias cotidianas de sus autores.
Sin embargo, un estudio reciente de 3,634 blogs revela que dos terceras partes no habían sido actualizados al menos en dos meses. Como las bibliotecas que guardan libros viejos e inútiles, la web tiene páginas muertas y fantasmas cibernéticos. Aquellos sitios son un peligro, que regurgitan información ya en virtual descomposición.
Para no ser de aquellos cibernautas descuidados que abandonan su basura digital en internet, mi amiga Veronique nos convocó a una solemne reunión en su casa para dar el "delete" final a su blog íntimo, que daba cuenta de un amor pasado.
Para hacer de la ceremonia algo digno y memorable, Vero puso música clásica, sirvió entremeses y tequila, mientras nos contaba cómo diseñó el blog donde narraba día a día su romance, y donde otros cibernautas que se identificaban con las cuitas de Vero le daban consejos o le contaban sus propias experiencias amorosas.
Aquel funeral digital fue una experiencia triste, pero ciertamente sentamos un buen ejemplo de cómo dejar una internet más limpia.
Laura Reinking.
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