En su mole

A mi Palm se le acabó la batería hace días. Hoy que la prendí ya no tenía nada de la información que había guardado desde que la compré, simplemente se perdió todo y quedó limpiecita. Lo malo es que no sé si tenga un respaldo por ahí, si no hay, entonces tendré que dar por perdida toda mi información que venía guardando desde hace como 2-3 años (no me acuerdo exactamente cuándo la compré). La agenda de contactos, fechas de cumpleaños, documentos personales y demás están en el limbo. Eso me pasa por no haber recargado la pila.

Por otro lado, me he vuelto un poco adicto al Sudoku, cada vez mejoro mi técnica para resolverlo, es cuestión de práctica.

Es mi tercer semana de trabajo y también mi tercer día que traigo comida al trabajo (hecha por mí). Las tres ocasiones ha sido pollo. Primero hervido, luego deshebrado con caldo de tomate, y hoy es a la plancha. Las tres ocasiones con arroz y verdudas de bolsita. Me gusta el pollo.

Por cierto, anoche fui a visitar a mi amigo Juan-Jo (mejor conocido como Juanito, Juancho, o de plano Juan), que de vez en cuando se da sus vueltas por aquí y aunque él niega rotundamente que a veces comenta en algún post, no me puede engañar tan fácilmente pues firma como Juan-Jo. Después de haberle donado mi material utilizado en la maestría, tuvimos una amena plática.

Mientras platicábamos afuera de su casa, ya antes de irme, me comenzó a llegar un exquisito y delicioso olor a mole (me gusta el mole), pero pensé "es mi imaginación, tengo hambre". Después de un rato más me llegó el suculento olor a tortillas de maíz calentándose. Casi me las pude imaginar sobre la hornilla de la estufa directamente sobre el fuego con la orilla ligeramente quemada. Esta vez no pensé que era mi imaginación, alguien estaba preparando o calentando mole para cenar.

La última vez que comí mole fue en Veracruz ahora en mis vacaciones pasadas. Era mole de Naolinco (Veracruz) que mi mamá usualmente compra. Ampliamente recomendado para el molero regular y de paladar conocedor. Aunque claro está que aquellos paladares más exigentes querrán mole hecho en casa, pero ahí les encargo que se avienten su elaborada preparación casi artesanal (por lo que me cuentan). Quiero mole (me gusta el mole, ya les había dicho?). Ese mole no es ni muy picoso, ni muy dulce, ni muy fuerte, ni muy suave. Está en su punto o "en su mole".

Antes de niño también comía mole pero siempre le ponía varias cucharadas de azúcar para quitarle lo picante, pues no comía casi nada de chile, ahora ya lo como así como va. Muchas veces en mis cumpleaños me preparan mole y lo como con singular alegría. Recuerdo que un vecinito de Cd. Pemex decía que podría comer mole todos los días, yo no estoy tan traumado. Siempre se apetece un buen mole rojo (de Naolinco preferentemente) con una buena Coca-Cola (entre más fría mejor), tortillitas de maíz (recomendablemente hechas a mano) y un arroz (blanco o rojo está bien).

Mi cumpleaños es exactamente dentro de un mes y un día y no sé si vaya poder echarme mi molazo como regularmente hago, pero bueno, siempre es buen momento para un mole. Tal vez mañana traiga eso para comer, aunque sea de Doña María.