03 noviembre 2003

Sexo

Sexo, voyeurismo, morbosidad... si logré obtener tu atención, no cabe duda que el amarillismo tiene buenos resultados. En realidad no hablaré de sexo en este post. Tengo la teoría que el título del post, al igual que en muchos libros y noticias de espectáculos, son el gancho para que alguien se anime a leer, y todos caemos en mayor o menor grado, si no, ni tú ni yo estaríamos aquí.

Este fin de semana estuvo bien.

El Viernes en la tarde. Saliendo del trabajo fui a la zona donde yo antes vivía, donde aún están muchas amigas y amigos (no usaré la palabra ex-vecinos pues se puede mal-interpretar). Pasé a ver a Erika que no había llegado de trabajar, pasé a ver a Melina, pero me dijo su roomy que estaba jetona. Así que, sacrificadamente pasé a visitar a Tere.

El sábado fui a ver a Arturo, me pagó parte de la lana que me debe. Comí donde solía comer y ahí me enamoré a primera vista por segunda vez. Pensé en preguntarle si me podía sentar con ella, pero no lo hize por timidez. Me senté en otra mesa y observaba sus brazos afilados y sus cabellos de medusa, su tez limpia y clara, y un rostro enigmático, ocultando edad y procedencia. Por momentos parecía más chica que yo, a veces de mi edad o más grande, en ocasiones me daba la impresión de que era española o sudamericana.

Después de comer visité a mi amiga Aris. Comimos helado, caminamos y nos setamos a platicar por horas en un parque. Una experiencia exquisita.