22 enero 2004
Aroma y prompt
Cerré los ojos y no pude evitar recordar ese tu aroma tan peculiar. No el de tu perfume nuevo que también me mata, sino el olor sólo tuyo detrás de tu cuello y el de todo tu cuerpo. No pude evitar recordar aquellas interminables caricias en tu rostro ni tus manos agarrándome el cabello. Lo primero que veo son tus ojos muy de cerca y sin parpadear y yo dejando mis labios pegados con los tuyos sin besarlos con la respiración agitada, cerrando los ojos unos segundos y recorriendo un camino de pequeños besos de tu boca hasta tu oreja para luego tu evitar que ahí me quede. Mantengo los ojos cerrados y vienen escenas de otros momentos más. No pude evitar recordar esos lunares en tus afilados brazos, tus uñas sin puntura, tus pequeños aretes, los masajes en tu espalda. Ahora se me impregna tu nuevo perfume y recuerdo lo bien que se siente de estar sin decir nada y verte llevarte tu dedo a tu boca, como queriéndo morderlo, y robarnos tramposamente algunos besos. Abro los ojos y vuelvo a la realidad un tanto pesada después de la comida, frente a una pantalla negra y letras verdes con el cursor parpadeando.
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